“Ustedes universalistas”, dijo J.M. Pullam acerca del año 1900, “están ilegalmente ocupando la palabra más grande del idioma. El mundo ya empieza a querer esa gran palabra, y ustedes universalistas deberían mejorar la propiedad, o marcharse”.
En aquel entonces, la gran tensión dentro del movimiento universalista era si el universalismo sería una fe cristiana, y hasta que punto. Al respeto Brainard Gibbons en 1949 se preguntó:
“¿Es el universalismo una confesión cristiana, o es algo más, una religión verdaderamente universal? Este asunto es el más vital que hemos enfrentado nunca, porque el cristianismo y este universalismo más grande son irreconciliables. Un decisión grave debe ser tomado, ¡y pronto! Si el universalismo no significa algo distinto y afirmativo, caerá hasta ser naderìa. Ni amado ni odiado, sólo ignorado”.